Tiburones duende: gigantes, rosados, ataques y mas.

Los tiburones duende son un raro pez del que se conoce muy poco, dado que solamente ha sido visto vivo cincuenta veces en poco más de un siglo.

Después de realizar el descubrimiento de este misterioso tiburón, los científicos concluyeron que la realidad siempre va más allá de la ficción.

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  • 1 Tiburones duende
  • 2 Alimentación del tiburón duende
  • 3 Los Tiburones duende  son rosados
  • 4 Comportamiento de los tiburones duende
    • 4.1 Hábitos reproductivos
  • 5 Amenazas y conservación del tiburón duende
  • 6 Interacción del tiburón duende con el ser humano
    • 6.1 Un tiempo de reflexión

Tiburones duende 

Recibe el nombre científico de Mitsukurina owstoni, y es una especie de lamniforme que pertenece a la familia Mitsukurinidae.

Este tiburon duende gigante presenta una morfología realmente inusual, ya que presenta una notoria prolongación a modo de morro que sobresale de su boca; además, tiene unas mandíbulas de libre desplazamiento que le han hecho característico, y por la cual le han adjudicado el nombre de “el alien del océano”. Sin embargo, esta en una característica común en los peces que tienen el esqueleto parcial o totalmente osificado, (teleósteos), y en los calamares.

En este video puedes observar cómo se desplazan las mandíbulas de este pez hacia afuera, para morder a una presa.

Los tiburones duende tienen un color rosado, y en ocasiones rojizo con el dorso gris; y es el único miembro de la familia Mitsukurinidae que continúa con vida, porque sus parientes el Scapanorhynchus y el Anomotodon ya fueron extintos.

Se tiene documentada la captura del primer espécimen ocurrida en Kuroshio, muy cerca de la costa de Yokohama em el año de 1898, cuando Ikito Muraosahua, un pescador de la zona sin pretenderlo, lo capturó. Este señor le puso por nombre Tenguzame, que en japonés quiere decir “tiburón duende” o tiburón tengu, que hace referencia a un personaje de la mitología de naríz alargada, y a que solo medía un metro y medio de longitud.

Más tarde fue capturado otro espécimen vivo, y se mantuvo en cautiverio en la universidad de Tokai, también en Japón, pero con la mala suerte que este murió una semana después de su captura.

Aunque en un principio se creía que los tiburones duende vivían únicamente en las agua niponas, en la actualidad se ha podido comprobar que también viven en Nueva Zelanda, el Pacífico note, Surinam, el Golfo de México, Francia, Portugal, y otros países.

Los tiburones duende solo miden entre dos y seis metros de largo, y pueden llegar a pesar hasta setecientos kilos

Su hocico tiene una forma de lámina, siendo muy alargado y aplanado, el cual está lleno de numerosos dientes frontales largos y extremadamente puntiagudos. Este tiburón tiene ojos pequeños, y una mandíbula larga y estrecha, que se puede proyectar hacia el exterior, cuando se dispone a comer; y por lo general está en perfecto alineamiento con el perfil de su cabeza.

Tal y como se muestra en esta imagen

En cuanto a las aletas dorsales estas son pequeñas y redondeadas de la misma forma que las pectorales. A diferencia de la aleta anal y las pélvicas, que son mucho más grandes que esta.

El tiburón duende tiene un cuerpo alargado y comprimido lateralmente, y su coloración es blanca, con matices rosados. En un principio se creyó que su piel no tenía ningún tipo de pigmentación; lo que sucede es que su sus vasos sanguíneos están muy cerca de la piel, por esta razón se le ven los trazos rosados en el tronco y azulados en las aletas. Una vez que se sacan del agua estos peces, su piel se vuelve amarronada.

Los tiburones duende carecen de dentículos dérmicos, que son las escamas propias de los condrictios, que le ofrece una baja densidad, poco mayor que la del agua, característica que le favorece ya que no consume tanta energía al momento de nadar. Esto aunado a la posición de las aletas corporales que están situadas atrás del tronco, y la aleta caudal, no distinguen a este tiburón como un experto nadador, sino que más bien debe reposar bajo el lecho marino.

Aunque sus avistamientos suelen ser extremadamente raros, la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, no lo considera en peligro de extinción.

Alimentación del tiburón duende 

En los peces que se han analizado, al revisar los estómagos se ha evidenciado una alimentación carnívora basada en peces teleósteos, ostrácodos, calamares, cefalópodos, y cangrejos. Pero también se encontró en ellos basura, y otras especies pelágicas, ya que el tiburón duende puede nadar tanto en las profundidades, como en las superficies marinas, en busca de alimento. Este tiburón encuentra su comida mediante la combinación de la vista, el olfato y la electrorrecepción.

Esta electrorrecepción se produce gracias a que su hocico está cubierto de poros en su parte inferior, que forma parte de su sistema sensorial, de esta manera, aunque fuera completamente ciego,  estos a través de estos sensores podría de igual manera conseguir su alimento.

Debemos recordar, que se tiene muy poco conocimiento de estos animales, y el último ejemplar que se encontró de tiburón duende, tenía el intestino vacío, por lo que no se pudo realizar una descripción de lo que pudo haber comido antes de su captura.

Para tratar de visualizar cómo se produce el proceso de alimentación de los tiburones duende lo representamos paso a paso:

Primero nadan normalmente, despacio y con la boca ligeramente abierta, pero con la maquinaria preparada para cuando pase una potencial víctima a su lado.

Una de las cosas que distinguen a los tiburones duende de los demás tiburones de aguas profundas, es su par de ojos pequeños, con diafragmas que funcionan a cabalidad, contrayéndose y dilatándose; que aunque no ayudan mucho que se diga, detectan cambios de luz mientras este está al acecho de la presa.

Una vez que divisa la presa, el tiburón duende ensancha su boca a todo lo que puede abrirla. Si el ser humano puede abrir la boca a unos cincuenta grados en promedio, el tiburón duende los puede realizar a ciento once grados sin ninguna dificultad.

Con este extremo movimiento del esqueleto del tiburón duende, sus ojos son empujados un poco hacia atrás durante cada intento de depredación.

Cuando el tiburón tiene la presa a su alcance, las mandíbulas del tiburón salen a 3.1 metros por segundo, extendiéndose tanto como un 9.1 % del total de la longitud de su cuerpo.

Una vez más, el tiburón vuelve a sacar y retraer sus mandíbulas, sin que los científicos entiendan muy bien a qué se debe ese movimiento.

Unos son de la opinión que lo hacen para reacomodar el esqueleto a su posición original; mientras que otros sostienen que se trata de un bocado un tanto resbaladizo, como el calamar, por lo que requieren realizar este movimiento para poder asirlo con mayor firmeza.

Ciertas personas difieren de ello, porque los dientes del tiburón duende son altamente recurvados, y apuntan hacia la parte posterior de la boca, lo que quiere decir, que una vez que la presa en mordida, queda empalada.

Los tiburones duende tienen en su mandíbula superior entre treinta y cinco y cincuenta y tres filas de dientes; y en la inferior, posee de treinta y sesenta y dos filas de piezas cuyo grosor y tamaño van a variar según la posición que posee dentro de la boca. De esta manera, los que están ubicados en en centro, poseen mayores dimensiones que los que se encuentran ubicados en las partes traseras.

Esta es la manera en que el tiburón duende ataca a la presa:

Los Tiburones duende  son rosados

Mucho es lo que se ha especulado de estos peces, pero es debido a que por la novedad de esta especie para los seres humanos, se desconocen muchas de sus propiedades, y a las personas les gusta inventar historia, con la finalidad de vender periódicos y revistas, y ganar me gustas en las redes.

La piel de este pez no escapa a estas especulaciones, ya que incluso se ha dicho que su pez es transparente, y que se pueden ver sus órganos a través de ella, como si se tratara de un sálpido; pero están muy alejados de la realidad, porque los tiburones duende no pertenecen a la familia de las Thaliacea, que son los que tienen esta propiedad en su piel.

Pese a que la gran mayoría de los tiburones tienen la piel de color gris o marrón, y también se da el caso del tiburón blanco, el tiburón duende viene a poner el punto discordante en el resto de las especies, ya que su piel es rosada.

La mayoría de los científicos que han tenido la oportunidad de estudiar este asombroso animal, coinciden en creer que esta coloración se debe a que los vasos sanguíneos de los tiburones duende están muy cerca de la piel, que según otros es traslúcida, y por ello se aprecia ese color rosado en esta especie.

Lo más extraño, es que cuando este tiburón es sacado del agua, su piel se torna amarronada; y la mayoría de los especímenes que se han capturado tienen la piel rojiza motivado por la sangre que han perdido. El único elemento de tiburón duende que se pudo capturar vivo, no sobrevivió una semana, por lo que no se pudo obtener más información sobre la piel del animal.

Comportamiento de los tiburones duende

De lo poco que se ha podido estudiar de los cuerpos de tiburones duende,  se sabe que son un depredador extremadamente efectivo, pero se mueven muy lentamente. Por esta razón, la estrategia de estos escualos consiste en armarse de paciencia, y esperar a que la presa se encuentre la más disponible posible.

Debido a que su alimentación está basada básicamente en peces migratorias, se presume que muchas de  las actividades del tiburón duende se deben realizar durante las noches, o muy temprano en las mañanas.

Otra forma de conseguir sus alimentos consiste en remover con su hocico la arena una vez que sus sensores le han indicado que se encuentra algo debajo de ella.

No se conocen muchos datos específicos de este animal, ya que desde hace ciento dieciocho años, solo se han encontrado cincuenta tiburones duende. Se cree que viven entre 130 y 4.265 pie, lo que equivale a cuarenta y mil trescientos metros bajo la superficie; y por esta razón, todo lo que hoy en día se conoce, se debe a estudios que se han realizado de especímenes muertos que han sido transportados como una captura incidental.

Desde el primer ejemplar que capturó el pescador japones, hasta los que se han conseguido en redes de pesca atunera, y otras especies, no han sido en su búsqueda, sino por un lastimoso error, por encontrarse en el sitio equivocado, y en el momento equivocado.

Hábitos reproductivos

Dado que solo se han investigado especímenes muertos de los tiburones duende, se carece de información relevante sobre los hábitos reproductivos de este escualo, dado que los estudios no son directos, sino que provienen de ejemplares muertos, y no de observaciones en su hábitat natural.

No obstante, los científicos e investigadores creen que este tiburón duende puede ser ovovivíparo, y que migra para aparearse o desovar, debido a que se han observado que las hembras adultas de esta especie acuden a Honshu, en la costa este de Japón durante la primavera. Se cree que al momento de nacer sus crías son parecidas a los adultos, y se desarrollan de manera similar a sus padres.

Amenazas y conservación del tiburón duende

Como este tiburón es visto en muy raras ocasiones, ha sido clasificado en la Lista Roja de la UINC, como una especie de preocupación menor; ya que las pocas amenazas a las que está sometido consiste en capturas accidentales que ocurren en las costas de Japón.

Por el hecho de ser una especie nueva para las personas, y de la publicidad que han hecho de sus mandíbulas, al asemejarlas y llamarlas incluso como la película cinematográfica de Alien, han producido una gran curiosidad entre las personas inescrupulosas, quienes ya las codician, para ser vendidas a coleccionistas que pueden pagar desde mil quinientos, hasta cuatro mil dolares por cada una.

Esta especie a pesar de alcanzar, según los entendidos, un gran tamaño, y poseer una temible mordedura, no representa ningún tipo de peligro para los seres humanos; por lo que la Lista Roja de las Naciones Unidas la considera una preocupación menor también, y la lista federal de los Estados Unidos, ni siquiera de da un estatus especial a los tiburones duende.

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, CITES, que tiene como finalidad velar por que el comercio internacional de especímenes  de animales y plantas no represente una amenaza para su supervivencia.

La CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) es un acuerdo internacional concertado entre los gobiernos . Tiene por finalidad velar por que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres no constituye una amenaza para su supervivencia.

Ella tampoco considera que los tiburones duende se encuentre en peligro, ya que gracias a su reglamentación, se requiere la cooperación internacional, para poder proteger ciertas especies de la explotación excesiva. En la actualidad, brinda diversos grados de protección a más de treinta y cinco mil especies de plantas y animales, ya sea porque se comercialicen como especímenes vivos, como abrigos de piel, o bien en el caso de las hierbas disecadas.

En el caso de los tiburones duende, estos tienen cierta ventaja, porque su avistamiento resulta realmente extraño, pero a su vez, esto resulta una desventaja, porque se hace mucho más codiciado cada uno de sus especímenes.

Interacción del tiburón duende con el ser humano

Desde que aparecieron las imágenes de la poco agraciada especie del tiburón duende, han surgido una gran cantidad de historias sobre este escualo, que según la investigación que acabamos de realizar, carecen de veracidad.

Son muchos los testimonios que han surgido entorno a las mandíbulas de este escualo, que cualquier película animada de Steven Spielberg palidecería frente a ellas. Y es que aunque muchas de estas personas desean tener sus quince segundos de fama, la mayoría de ellas son infundadas, dado el comportamiento característico de este fantástico animal,

Jeremy Lillard, un ciudadano estadounidense  relató, como al hundirse su embarcación, cerca de la costa de de Oakland de este país, tuvo que recurrir a su bote inflable, para resguardar su vida, mientras llegaba la ayuda que había solicitado por radio, justo antes de de producirse el naufragio.

Este hecho sucedió el 17 de octubre del año 2009, cerca de las tres de la mañana, cuando regresaba de un corto paseo en su bote. Luego de pasar varias horas a la deriva, y justo con los primeros rayos del sol sucedió un hecho que casi paralizó su corazón, al percatarse que estaba siendo acechado por un extraño pez que no había visto nunca en todos sus años de navegación.

Lo más asombroso, según cuenta el navegante, es que primero sintió como si él y su balsa fuesen objeto de la curiosidad de aquel animal, que extrañamente poseía un color rosa pálido, y una muy rara nariz, que luego supo que no era tal, sino su hocico; y a primera vista calculó que medía entre cinco y seis metros, y tal vez tenía un peso de tonelada y media.

Aconteció que cuando hubo recobrado la confianza, porque el animal parecía perder el interés en él, sin previo aviso el pez abrió la boca de tal manera, que pensó que se podía tragar la balsa, pero su corazón casi se paralizó cuando de esta salió una boca un poco más pequeña, similar a la de la película de ciencia ficción Alien, pero con muchos más dientes que aquel horrible espécimen; y con una fuerza increíble en sus mandíbulas atravesó su balsa de una sola dentellada.

Como si se tratara de una bomba de las que los niños llenan de agua, la balsa de aquel hombre sucumbió ante semejante mordida, por lo que comenzó rápidamente a perder el aire, y a inundarse.

La buena noticia, y lo que permitió que hoy en día se supiera esta fantástica historia de Míster Jeremy Lillard, fue que los rescatistas estaban a punto de llegar y con el sonido de las hélices huyó despavorido el inmenso animal.

Por su parte la víctima solo sufrió el trauma que le ocasionó observar las horrendas fauces de aquel animal, que según él, no lo dejó dormir por varios días, y le costó un par de años recobrar la confianza para volver a navegar.

Por parte de las fuerzas rescatistas no se pronunciaron acerca de este hecho, porque según los tripulantes del helicóptero solo avistaron el cuerpo del hombre que nadaba con mucho desespero en dirección a la costa.

Los restos de la balsa del hombre, ni el horrendo animal de extraño color rosa fue vuelto a ver en esta costa; por lo que esta historia solo se tiene como una más, de las tantas que se conocen que tienen relación con el tiburón duende.

La otra historia más sonada tuvo que ver en la península de Yucatán en México, pero esta persona que se hace llamar “Evelio Infante”, no quiso revelar su verdadera identidad, ya que él trabaja para un barco de pesca de arrastre, y afirma que otras personas que también fueron testigos de lo que sucedió aquella tarde, y lo contaron, perdieron su trabajo, y toda posibilidad de emplearse en este oficio.

Según este testigo, esto aconteció en el año 2007 cuando al igual que todas las tardes se disponían a recoger las redes para concluir su labor por ese día, cuando se percataron que entre los peces se encontraba un extraño animal de color rosa pálido, que en un principio pensaron que se trataba de un delfín rosado del amazonas, pero el hocico era muy diferentes al que ya habían visto.

Cuando uno de los trabajadores se apresuró a cortar la red para poder liberar al pez que no formaba parte de su venta, el animal de de apena dos metros de largo cayó sobre el piso del barco, y sin poder evitarlo atacó al trabajador con unas extrañas mandíbulas que parecían que se iban a salir de la boca de aquel animal.

Por la impresión que les causó a aquellos hombres, no tuvieron el tiempo de reaccionar y ayudar a su compañero de trabajo, al cual le habían sacado parte de los órganos por un costado de su cuerpo, y como pudo, el poderoso pez escapó del barco, llevándose consigo parte de estos al fondo del mar.

Infortunadamente, la víctima del cruento ataque no pudo sobrevivir, debido a la gravedad de las heridas, que le ocasionaron la mordida de aquel extraño animal, que según el testimonio de “Evelio”, tenía la apariencia de un tiburón pero con cuerpo de plastilina, más bien delgado, pero muy fuerte; y lo más impresionante era una boca pequeña que salía de otra más grande, con una gran cantidad de colmillos que fueron los que arrancaron los órganos de su desdichado compañero.

Ninguno de los marineros, ni parte de la tripulación habían visto antes un animal parecido a semejante espécimen, que solo pudieron llamar el alien del océano, por la semejanza que encontraron con las mandíbulas del animal, y el monstruo que se podía apreciar en la película de ciencia ficción.

Una vez más, no se pudo constatar, cuál fue el pez que tuvo responsabilidad en este ataque, y si los datos que suministraron las personas, (que dicho sea de paso, cada uno tenía su propia medida y características), eran dignos de fiar, ya que ni siquiera los familiares permitieron realizar una necropsia a la victima del ataque.

Lo único que se sabe, es que este señor Evelio volvió al trabajo, a diferencia de sus antiguos compañeros, y aunque ya han transcurrido varios años de este acontecimiento, nunca más volvió a ver a este animal en ninguno de los mares que suelen frecuentar. Solo supo que se trataba de un tiburón duende, al ver las noticias de un ejemplar que habían pescado por accidente en unas tierras lejanas.

Pero al igual que la historia anterior, no hay ninguna evidencia científica que permita certificar si se trata de una historia verdadera, o si por lo menos tiene algo de veracidad. Porque quizás por causa de la euforia, o de la impresión de aquel momento, nadie pudo tomar una fotografía, o grabar el acontecimiento.

Y peor aún, ninguno de los testimonios concuerdan unos con otros, porque las medidas de peso y longitud difieren hasta en dos metros y media tonelada, así como las diferentes características del escualo que presuntamente pudieron apreciar.

Por esta razón, esta historia, al igual que la anterior solo forma parte de una lista de las que aguardan por hacer el gran salto al cine, o por al menos tener sus quince segundos de gloria.

Un tiempo de reflexión

Aunque resulta muy difícil educar a las personas, se debería crear una campaña concientizadora, para evitar que se sigan difundiendo este tipo de historias que lo único que logran es darle una mala fama a una especie que está muy lejos de comportarse como estas personas quieren hacerlo creer a los demás.

De la misma manera en que han logrado difamar al tiburón blanco, llamándolo devorador de hombres,  bestia marina y otros tantos descalificativos, que hacen que las personas sientan aversión por ellos, ahora quieren hacer lo mismo con el tiburón duende; que no resulta extraño que comiencen a decir, que el cartilago de tiburón de esta especie es bueno para tal o cual cosa.

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